El panorama de la educación superior en el Reino Unido está experimentando una profunda transformación a medida que las herramientas de inteligencia artificial se vuelven omnipresentes en los entornos académicos.
Según una encuesta exhaustiva realizada por el Higher Education Policy Institute (HEPI) y publicada en febrero de 2025, un abrumador 88% de los estudiantes universitarios británicos utiliza ya IA generativa en sus evaluaciones, un aumento drástico frente al 53% registrado apenas un año antes. El estudio, que encuestó a más de 1.000 estudiantes, revela que el 92% emplea algún tipo de IA en su trabajo académico.
Aunque la mayoría de los estudiantes utiliza herramientas como ChatGPT con fines legítimos —por ejemplo, para explicar conceptos complejos, resumir artículos académicos o generar ideas para investigaciones—, aproximadamente un 18% admite incorporar directamente texto generado por IA en los trabajos que entregan, sin la debida atribución. Los estudiantes señalan principalmente el ahorro de tiempo y la mejora en la calidad del trabajo como principales motivaciones para utilizar estas tecnologías.
Esta adopción generalizada está generando importantes desafíos para las instituciones académicas. Una investigación de The Guardian reveló casi 7.000 casos probados de malas prácticas académicas relacionadas con IA durante el curso 2023-24, lo que representa 5,1 casos por cada 1.000 estudiantes, más del triple que el año anterior. Sin embargo, los expertos consideran que estas cifras solo reflejan una pequeña parte del uso indebido real.
"Cuando la IA se utiliza bien y el estudiante sabe cómo editar el resultado, es muy difícil demostrar el uso indebido", explica el Dr. Thomas Lancaster, investigador en integridad académica del Imperial College de Londres. Las herramientas de detección han resultado poco fiables, y los investigadores de la Universidad de Reading han demostrado que los trabajos generados por IA pueden eludir los sistemas de detección universitarios en el 94% de los casos.
Como respuesta, las universidades están replanteando sus métodos de evaluación y desarrollando nuevas políticas. Actualmente, solo el 28% de las instituciones británicas ha implementado políticas formales sobre IA, mientras que otro 32% se encuentra en fase de desarrollo. Muchas instituciones están apostando por enfoques de evaluación más creativos, como exámenes orales, pruebas presenciales y trabajos que exigen un pensamiento crítico que la IA aún no puede replicar.
La rápida integración de la IA en la educación plantea preguntas fundamentales sobre el futuro del aprendizaje, la verificación del conocimiento y el desarrollo de habilidades. Como señala Josh Freeman, responsable de políticas de HEPI: "Es casi inaudito ver cambios de comportamiento tan grandes en solo 12 meses". Las instituciones educativas deben ahora encontrar el equilibrio entre aprovechar los beneficios potenciales de la IA y mantener los estándares académicos, asegurando que los estudiantes desarrollen una comprensión genuina y habilidades de pensamiento crítico.