Una coalición de autoridades reguladoras internacionales ha presentado nuevas y amplias regulaciones para las tecnologías de chatbots de IA, marcando un momento clave en la gobernanza global de la inteligencia artificial.
Las directrices, anunciadas el 11 de junio, establecen requisitos obligatorios de transparencia que obligarán a las empresas a informar claramente cuando los usuarios estén interactuando con una IA en lugar de con humanos. Esto se produce en un contexto de uso masivo de chatbots de IA, con plataformas como ChatGPT superando los 400 millones de usuarios activos semanales a principios de 2025.
Las regulaciones también exigen estándares de uso ético, requiriendo a los desarrolladores implementar salvaguardas contra resultados dañinos, incluidos protocolos para gestionar conversaciones sobre autolesiones y mecanismos para evitar la generación de información engañosa. Además, las empresas deberán establecer marcos de responsabilidad para rastrear y mitigar el sesgo en sus sistemas.
El enfoque de la coalición equilibra la innovación con el desarrollo responsable, evitando prohibiciones totales en favor de clasificaciones basadas en el riesgo, similares a las del Reglamento de IA de la UE, que comenzó su implementación parcial en febrero de 2025. Sin embargo, el nuevo marco global va más allá al establecer requisitos específicos para las tecnologías de chatbots.
El plazo de seis meses para la implementación ha generado reacciones diversas entre los líderes del sector. Mientras que las grandes empresas de IA han mostrado, en general, su apoyo a la estandarización de las regulaciones, los desarrolladores más pequeños han expresado preocupación por los costes de cumplimiento. Estas regulaciones llegan en un contexto regulatorio complejo, con Estados Unidos adoptando un enfoque más permisivo bajo la administración Trump, mientras que la UE continúa implementando su exhaustivo Reglamento de IA.
Estas normativas llegan en un momento crucial, ya que la IA se integra cada vez más en la vida cotidiana. Expertos sugieren que podrían servir de modelo para futuras cooperaciones internacionales en la gobernanza de la inteligencia artificial.