La Agencia de Protección Ambiental (EPA), bajo la dirección de Lee Zeldin, ha redactado un plan para eliminar todos los límites a las emisiones de gases de efecto invernadero de las centrales eléctricas de carbón y gas, según documentos internos de la agencia obtenidos por The New York Times.
En la normativa propuesta, la EPA argumenta que el dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero procedentes de las centrales eléctricas de combustibles fósiles «no contribuyen de forma significativa a la contaminación peligrosa» ni al cambio climático, ya que representan una parte pequeña y decreciente de las emisiones globales. La agencia sostiene además que eliminar estas emisiones no tendría un efecto relevante en la salud pública ni en el bienestar general.
Esta marcha atrás regulatoria llega en un momento especialmente delicado, ya que la tecnología de inteligencia artificial está impulsando un crecimiento sin precedentes en el consumo eléctrico. Los centros de datos de IA requieren cantidades masivas de energía—una sola instalación puede consumir tanta electricidad como una ciudad de tamaño medio—y su demanda crece más rápido que la capacidad de la red y la expansión de las energías renovables.
«El auge de la IA ha llegado en un momento incómodo para la lucha contra el cambio climático, porque las temperaturas globales ya están subiendo mucho más rápido de lo que los científicos esperaban», explica Kenza Bryan, periodista de clima en The Financial Times. «Los centros de datos de IA están contribuyendo de manera masiva al continuo aumento de la demanda eléctrica, lo que a su vez contribuye al incremento de las emisiones globales».
La Agencia Internacional de la Energía estima que la demanda global de electricidad por parte de los centros de datos podría duplicarse entre 2022 y 2026, impulsada en gran medida por la adopción de la IA. Según Goldman Sachs, la demanda energética de los centros de datos aumentará un 50% para 2027, y podría crecer hasta un 165% a finales de la década en comparación con los niveles de 2023.
Defensores medioambientales sostienen que el plan de la EPA contradice el consenso científico. Julie McNamara, de la Unión de Científicos Preocupados, afirmó que no existe «ningún camino significativo» para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero sin límites federales. «La administración Trump puede intentar negar la realidad de forma ilegal, imposible y reprobable, pero el historial de acción climática es largo y la necesidad de actuar es inequívoca», declaró.