En un movimiento significativo para proteger la infraestructura de seguridad nacional, legisladores estadounidenses han presentado una legislación destinada a crear un cortafuegos digital contra sistemas de inteligencia artificial potencialmente hostiles.
La bipartidista 'Ley de No a la IA Adversaria', presentada el 25 de junio de 2025, prohibiría a las agencias federales utilizar modelos de IA desarrollados en países considerados adversarios de Estados Unidos, entre ellos China, Rusia, Irán y Corea del Norte. El proyecto de ley apunta específicamente a sistemas de IA chinos como DeepSeek, que ha suscitado preocupación después de que un alto funcionario estadounidense concluyera que estaba ayudando a las operaciones militares y de inteligencia de China.
"Estados Unidos debe trazar una línea clara: los sistemas de IA hostiles no tienen cabida en el funcionamiento de nuestro gobierno", declaró el representante John Moolenaar (republicano por Michigan), presidente del Comité Selecto sobre el Partido Comunista Chino. "Esta legislación crea un cortafuegos permanente para mantener la IA adversaria fuera de nuestras redes más sensibles, donde el coste de una brecha sería simplemente demasiado alto".
El proyecto cuenta con apoyo bipartidista, con copatrocinadores como los representantes Raja Krishnamoorthi (demócrata por Illinois), Ritchie Torres (demócrata por Nueva York) y Darin LaHood (republicano por Illinois) en la Cámara de Representantes, mientras que los senadores Rick Scott (republicano por Florida) y Gary Peters (demócrata por Michigan) lideran la medida complementaria en el Senado.
Según la legislación propuesta, el Consejo Federal de Seguridad de Adquisiciones estaría obligado a elaborar y actualizar regularmente una lista pública de modelos de IA desarrollados por adversarios extranjeros. Las agencias federales tendrían prohibido adquirir o utilizar estos sistemas de IA, con excepciones limitadas para investigación, contraterrorismo o funciones críticas para la misión.
Esta medida regulatoria supone una expansión significativa de las políticas de desvinculación tecnológica, extendiendo las restricciones previas a empresas de hardware como Huawei para incluir ahora el software y los algoritmos de IA. La legislación llega en un momento de creciente preocupación por la IA como posible vector de espionaje, robo de datos y sabotaje de infraestructuras críticas, marcando un cambio importante en la forma en que los países occidentales abordan la gobernanza de la seguridad en IA.