La inteligencia artificial ha cruzado un nuevo umbral en su evolución hacia capacidades cada vez más humanas. El 22 de mayo de 2025, investigadores de la Universidad de Ginebra (UNIGE) y la Universidad de Berna (UniBE) publicaron en Communications Psychology hallazgos que demuestran que los sistemas de IA no solo pueden comprender las emociones, sino que incluso podrían ser mejores que los humanos al sugerir respuestas emocionales apropiadas.
El equipo de investigación, liderado por Katja Schlegel del Instituto de Psicología de UniBE, evaluó seis avanzados modelos de lenguaje de gran tamaño (LLM), incluyendo ChatGPT-4, ChatGPT-o1, Gemini 1.5 Flash, Copilot 365, Claude 3.5 Haiku y DeepSeek V3. Estos sistemas de IA fueron sometidos a cinco pruebas de inteligencia emocional comúnmente utilizadas en entornos académicos y corporativos.
Las pruebas presentaban escenarios cargados de emociones diseñados para evaluar la capacidad de comprender, regular y manejar las emociones. En uno de los ejemplos, se pedía a los participantes determinar la reacción más efectiva para una persona cuyo colega le había robado una idea y estaba siendo felicitado injustamente. Cuando las mismas pruebas se aplicaron a participantes humanos, los resultados fueron sorprendentes: los sistemas de IA obtuvieron una puntuación promedio del 82% de respuestas correctas, superando ampliamente a los humanos, quienes promediaron solo un 56%.
"Esto sugiere que estas IAs no solo comprenden las emociones, sino que también entienden lo que significa comportarse con inteligencia emocional", explicó Marcello Mortillaro, científico senior del Centro Suizo de Ciencias Afectivas de la UNIGE, quien participó en la investigación.
Quizá aún más destacable fue la segunda fase del estudio, en la que se le pidió a ChatGPT-4 crear pruebas completamente nuevas de inteligencia emocional con escenarios originales. Estas pruebas generadas por IA se aplicaron a más de 400 participantes humanos y demostraron ser tan fiables, claras y realistas como las pruebas originales, que a los expertos les había tomado años desarrollar.
Los hallazgos abren prometedoras vías para aplicaciones de la IA en campos que antes se consideraban exclusivamente humanos, como la educación, el coaching y la gestión de conflictos. Sin embargo, los investigadores enfatizan que tales aplicaciones requerirían la supervisión adecuada de expertos. A medida que la IA sigue demostrando capacidades emocionales cada vez más sofisticadas, la frontera entre la inteligencia humana y la de las máquinas se vuelve cada vez más sutil.