La inteligencia artificial ha cruzado un umbral significativo en capacidades emocionales, según una nueva investigación que desafía las suposiciones sobre las limitaciones de la IA para comprender las emociones humanas.
El estudio, liderado por la Dra. Katja Schlegel de la Universidad de Berna y el Dr. Marcello Mortillaro del Centro Suizo de Ciencias Afectivas de la Universidad de Ginebra, sometió a seis avanzados modelos de lenguaje de gran tamaño (LLM, por sus siglas en inglés) —incluyendo ChatGPT-4, ChatGPT-o1, Gemini 1.5 Flash, Copilot 365, Claude 3.5 Haiku y DeepSeek V3— a cinco pruebas establecidas de inteligencia emocional que normalmente se utilizan para evaluar a personas.
Estas evaluaciones presentaron escenarios emocionalmente complejos diseñados para medir la capacidad de comprender, regular y gestionar emociones. En un ejemplo, se pidió a los participantes determinar la reacción más efectiva cuando un colega roba la idea de alguien y recibe elogios inmerecidos. Mientras que los participantes humanos promediaron un 56% de respuestas correctas en estas pruebas, los sistemas de IA lograron una impresionante precisión del 82%.
"Esto sugiere que estas IAs no solo comprenden las emociones, sino que también entienden lo que significa comportarse con inteligencia emocional", explicó el Dr. Mortillaro, científico principal involucrado en la investigación.
Quizá aún más sorprendente, en una segunda fase del estudio, ChatGPT-4 generó exitosamente nuevos ítems para pruebas de inteligencia emocional que resultaron tan confiables y efectivos como las pruebas originales, un proceso que a los investigadores humanos les había tomado años desarrollar. Cuando se aplicaron a más de 400 participantes humanos, estas pruebas creadas por IA demostraron propiedades estadísticamente equivalentes a las diseñadas por humanos.
Las implicaciones van más allá del interés académico. A medida que los sistemas de IA se integran cada vez más en la vida cotidiana, sus demostradas capacidades de inteligencia emocional podrían transformar campos que antes se consideraban exclusivos de habilidades humanas. Expertos sugieren que estos hallazgos abren nuevas posibilidades para aplicaciones de IA en educación, coaching y gestión de conflictos, siempre y cuando estos sistemas sean supervisados adecuadamente por expertos humanos.
A medida que las organizaciones adoptan cada vez más tecnologías de IA, y con investigaciones de McKinsey que indican que el 92% de las empresas planean aumentar sus inversiones en IA en los próximos tres años, estas capacidades de inteligencia emocional pueden representar un avance crucial en la colaboración humano-IA en diversos sectores.