Nuevas investigaciones sugieren que la inteligencia artificial podría convertirse en una herramienta poderosa para resolver conflictos internacionales, aunque expertos advierten sobre limitaciones significativas en su aplicación diplomática.
El Instituto para Transiciones Integradas (IFIT), una organización no gubernamental con sede en España, publicó el 12 de mayo de 2025 hallazgos sobre el potencial de la IA en la resolución diplomática de conflictos. Según Mark Freeman, director ejecutivo de IFIT, el enfoque tradicional de la diplomacia, basado en negociaciones de paz largas y exhaustivas, a menudo resulta ineficaz cuando se analiza a la luz de los resultados históricos.
"A menudo hay un periodo muy corto en el que realmente se puede aprovechar el instrumento de la negociación o la mediación en la situación", explica Freeman. Su investigación indica que los 'acuerdos marco' rápidos y los ceses al fuego limitados—cuyos detalles se resuelven posteriormente—suelen producir acuerdos de paz más exitosos y duraderos que las negociaciones exhaustivas.
Freeman cree que los sistemas de IA pueden potenciar este enfoque al analizar conflictos pasados para identificar estrategias óptimas de negociación. "La IA puede hacer que las negociaciones aceleradas sean aún más rápidas", señala. IFIT ha desarrollado un enfoque de negociación rápida orientado a lograr acuerdos en las primeras etapas del conflicto, el cual consideran que las herramientas de IA podrían acelerar significativamente.
Sin embargo, Stefan Heumann, codirector del grupo de expertos Stiftung Neue Verantwortung de Berlín y miembro de la Comisión de Expertos en Inteligencia Artificial del parlamento alemán, advierte sobre las limitaciones de la IA en contextos diplomáticos. "Las conexiones humanas—las relaciones personales entre líderes—pueden cambiar el rumbo de las negociaciones", afirma Heumann. "La IA no puede replicar eso".
Heumann cita ejemplos históricos como el Acuerdo de Múnich de 1938, que en su momento pareció reducir tensiones pero finalmente condujo a una catástrofe. "La política de apaciguamiento en Múnich en 1938 se consideró un paso para desescalar—pero terminó en desastre", explica. "Etiquetas como 'escalar' y 'desescalar' son demasiado simplistas" para que la IA las evalúe adecuadamente. También señala que, aunque la IA funciona bien en entornos de información abierta, "no resolverá mágicamente nuestros problemas de inteligencia en sociedades cerradas como Corea del Norte o Rusia".
A pesar de estos desafíos, investigadores de diversas instituciones continúan explorando aplicaciones de la IA en la diplomacia, incluyendo la elaboración de acuerdos de paz, la prevención de la escalada nuclear y el monitoreo del cumplimiento de ceses al fuego. A medida que los sistemas de IA evolucionan, es probable que su papel en las relaciones internacionales crezca, lo que requerirá una cuidadosa consideración tanto de sus capacidades como de sus limitaciones.