La carrera hacia la inteligencia artificial general (AGI) ha llegado a un momento crucial con el modelo o3 de OpenAI, que demuestra capacidades que hasta hace unos meses se consideraban imposibles.
Zach Vorhies, el exempleado denunciante de Google que ganó notoriedad tras exponer lo que describió como un régimen de censura en Google en 2019, se ha convertido en un defensor abierto de acelerar, y no frenar, el desarrollo de la IA. En entrevistas recientes, Vorhies ha rechazado enfáticamente la idea de que el progreso de la IA se esté estancando, citando el modelo o3 de OpenAI como prueba definitiva del avance acelerado.
El sistema o3 ha logrado lo que muchos expertos consideran un hito, obteniendo un 75.7% en la prueba ARC-AGI bajo condiciones estándar de cómputo y alcanzando un 87.5% con mayores recursos computacionales. Este rendimiento supera el promedio humano del 80% en estas tareas de razonamiento abstracto, diseñadas específicamente para evaluar capacidades de inteligencia general. François Chollet, creador del ARC Challenge, reconoció que esto representa 'un aumento sorprendente e importante en las capacidades de la IA'.
Sam Altman, CEO de OpenAI, ha declarado públicamente: 'Ahora estamos seguros de que sabemos cómo construir la AGI tal como la hemos entendido tradicionalmente', y predice que 'en 2025 podríamos ver a los primeros agentes de IA incorporarse a la fuerza laboral y cambiar materialmente la producción de las empresas'. Esta proyección coincide con las predicciones de otros líderes de la industria, como Elon Musk y Dario Amodei de Anthropic, quienes sugieren que los sistemas de IA podrían superar la inteligencia humana para 2026.
Vorhies imagina un futuro en el que los agentes de IA transformen los procesos laborales, dividiéndose en roles de 'arquitectos' que definan objetivos de alto nivel y 'ejecutores' que realicen tareas específicas. Si bien esto podría aumentar drásticamente la eficiencia en las industrias, advierte que también podría provocar un desplazamiento significativo de empleos.
A pesar del entusiasmo, los expertos advierten que el o3 aún falla en tareas simples y requiere enormes recursos computacionales. Se espera que la próxima prueba ARC-AGI-2, que se lanzará en 2025, presente desafíos considerablemente mayores, lo que podría reducir el rendimiento de o3 a menos del 30%, aunque siga siendo resoluble por humanos. Como señala Chollet: 'Sabrás que la AGI ha llegado cuando crear tareas que sean fáciles para los humanos comunes pero difíciles para la IA se vuelva simplemente imposible.'