menu
close

La piel robótica revolucionaria acerca el tacto humano a las máquinas

Científicos han desarrollado una tecnología revolucionaria de piel electrónica que permite a los robots sentir y responder a su entorno con una sensibilidad sin precedentes. Este material flexible y multisensorial puede detectar presión, temperatura, dolor e incluso autorrepararse, transformando aplicaciones en sanidad, robótica y prótesis. Con un mercado global de piel electrónica que se prevé alcance los 37.000 millones de dólares en 2030, esta tecnología promete revolucionar la interacción humano-máquina en múltiples sectores.
La piel robótica revolucionaria acerca el tacto humano a las máquinas

Los recientes avances en la tecnología de piel electrónica (e-skin) están transformando rápidamente la forma en que los robots interactúan con el mundo, acercando las máquinas como nunca antes a capacidades sensoriales similares a las humanas.

Investigadores de la Universidad de Cambridge y University College London han presentado recientemente una innovadora piel robótica fabricada con un material de gel flexible y de bajo coste capaz de detectar simultáneamente varios tipos de estímulos táctiles. A diferencia de las pieles robóticas tradicionales, que requieren sensores diferentes para cada estímulo, este material de una sola capa puede reconocer presión, temperatura, dolor y múltiples puntos de contacto al mismo tiempo.

"Todavía no hemos alcanzado el nivel en el que la piel robótica sea tan buena como la piel humana, pero creemos que es mejor que cualquier otra disponible actualmente", explica el Dr. Thomas George Thuruthel, coautor del estudio publicado en Science Robotics. La tecnología utiliza tomografía de impedancia eléctrica para crear más de 860.000 vías conductoras a través de la membrana de hidrogel, lo que permite una sensibilidad sin precedentes.

Mientras tanto, científicos alemanes del Helmholtz-Zentrum Dresden-Rossendorf han desarrollado una piel electrónica capaz de detectar y rastrear cambios en campos magnéticos, lo que podría permitir interacciones sin contacto. Su sistema integra la magnetorresistencia gigante con tomografía de resistencia eléctrica para ofrecer un mapeo en tiempo real de campos magnéticos con una resolución de 1 mm.

Estos avances abordan uno de los principales retos de la robótica: la ausencia de una interfaz similar a la piel capaz de percibir y responder a estímulos sutiles. Sin este tipo de retroalimentación, tareas que requieren delicadeza—como manipular objetos frágiles—siguen siendo difíciles incluso para las máquinas más avanzadas.

Las aplicaciones van mucho más allá de la robótica básica. En el ámbito sanitario, los parches de piel electrónica se están utilizando para la monitorización continua de constantes vitales, el control de la diabetes y el seguimiento de la salud cardiovascular. Investigadores de la Universidad de Tokio incluso han conseguido unir tejido cutáneo artificial a robots humanoides, lo que podría permitir una mayor movilidad, capacidades de autorreparación y apariencias más realistas.

El mercado refleja este impulso tecnológico. Según Grand View Research, el mercado global de piel electrónica estaba valorado en aproximadamente 10.900 millones de dólares en 2024 y se prevé que crezca a una tasa anual compuesta del 23% hasta alcanzar los 37.100 millones de dólares en 2030. Norteamérica domina actualmente el mercado con una cuota del 37,2%, aunque Asia Pacífico experimenta el crecimiento más rápido debido al aumento de las inversiones en robótica e integración de IA.

Los polímeros electroactivos representan el mayor segmento del mercado, con alrededor del 30% de la cuota, ya que su capacidad para cambiar de forma o tamaño al aplicarles voltaje eléctrico los hace ideales para aplicaciones flexibles y sensibles.

A medida que estas tecnologías continúan evolucionando, prometen revolucionar las interfaces humano-máquina en múltiples sectores. Desde prótesis que proporcionan a los usuarios sensación de tacto hasta robots capaces de interactuar de forma segura con humanos en entornos sanitarios e industriales, la piel electrónica está a punto de cambiar fundamentalmente la forma en que nos relacionamos con las máquinas.

"Si logramos crear materiales capaces de detectar de manera autónoma cuándo se ha producido un daño e iniciar mecanismos de autorreparación, sería realmente transformador", señala un investigador que trabaja en piel robótica autorreparable en la Universidad de Nebraska-Lincoln.

Con los continuos avances en ciencia de materiales, tecnología de sensores e inteligencia artificial, la brecha entre las capacidades sensoriales humanas y robóticas sigue reduciéndose, acercándonos a un futuro en el que las máquinas no solo verán y oirán el mundo, sino que también lo sentirán.

Source:

Latest News