Los recientes avances en la tecnología de piel electrónica (e-skin) están transformando rápidamente la forma en que los robots interactúan con el mundo, acercando a las máquinas como nunca antes a tener capacidades sensoriales similares a las humanas.
Investigadores de la Universidad de Cambridge y University College London presentaron recientemente una innovadora piel robótica hecha de un material de gel flexible y de bajo costo que puede detectar simultáneamente múltiples tipos de contacto. A diferencia de las pieles robóticas tradicionales, que requieren sensores distintos para cada estímulo, este material de una sola capa puede reconocer presión, temperatura, dolor y múltiples puntos de contacto al mismo tiempo.
"Aún no estamos al nivel en que la piel robótica sea tan buena como la piel humana, pero creemos que es mejor que cualquier otra disponible actualmente", explica el Dr. Thomas George Thuruthel, coautor del estudio publicado en Science Robotics. La tecnología utiliza tomografía de impedancia eléctrica para crear más de 860,000 vías conductoras a través de la membrana de hidrogel, lo que permite una sensibilidad sin precedentes.
Mientras tanto, científicos alemanes del Helmholtz-Zentrum Dresden-Rossendorf han desarrollado una piel electrónica capaz de detectar y rastrear cambios en campos magnéticos, lo que potencialmente permitiría interacciones sin contacto. Su sistema integra magnetorresistencia gigante con tomografía de resistencia eléctrica para ofrecer un mapeo en tiempo real de campos magnéticos con una resolución de 1 mm.
Estos avances abordan un desafío fundamental en la robótica: la falta de una interfaz similar a la piel capaz de percibir y responder a estímulos sutiles. Sin esta retroalimentación, tareas que requieren delicadeza—como manipular objetos frágiles—siguen siendo difíciles incluso para las máquinas más avanzadas.
Las aplicaciones van mucho más allá de la robótica básica. En el sector salud, los parches de piel electrónica se utilizan para el monitoreo continuo de signos vitales, el manejo de la diabetes y el seguimiento de la salud cardiovascular. Investigadores de la Universidad de Tokio incluso han encontrado formas de unir tejido cutáneo diseñado a robots humanoides, lo que podría permitir mayor movilidad, capacidades de autorreparación y apariencias más realistas.
El mercado refleja este impulso tecnológico. Según Grand View Research, el mercado global de piel electrónica fue valuado en aproximadamente $10.9 mil millones de dólares en 2024 y se proyecta que crecerá a una tasa compuesta anual del 23% hasta alcanzar los $37.1 mil millones en 2030. Actualmente, América del Norte domina el mercado con una participación del 37.2%, aunque Asia-Pacífico experimenta el crecimiento más rápido debido al aumento de inversiones en robótica e integración de IA.
Los polímeros electroactivos representan el segmento de componentes más grande, con alrededor del 30% de la cuota de mercado, ya que su capacidad para cambiar de forma o tamaño al aplicar voltaje eléctrico los hace ideales para aplicaciones flexibles y responsivas.
A medida que estas tecnologías continúan evolucionando, prometen revolucionar las interfaces humano-máquina en múltiples sectores. Desde prótesis que brindan a los usuarios una sensación de tacto hasta robots que pueden interactuar de manera segura con humanos en entornos de salud y manufactura, la piel electrónica está lista para cambiar fundamentalmente la forma en que interactuamos con las máquinas.
"Si logramos crear materiales capaces de detectar de manera autónoma y aceptable cuándo ocurre un daño, e iniciar mecanismos de autorreparación, sería realmente transformador", señala un investigador que trabaja en piel robótica autorreparable en la Universidad de Nebraska-Lincoln.
Con los avances continuos en ciencia de materiales, tecnología de sensores e inteligencia artificial, la brecha entre las capacidades sensoriales humanas y robóticas sigue reduciéndose, acercándonos a un futuro donde las máquinas no solo ven y oyen el mundo, sino que también lo sienten.